
Las energías fósiles, que actualmente suplen el 78,4% del consumo energético del mundo, no son renovables y resulta por tanto inevitable su agotamiento o la incosteabilidad de su uso. Ello fue previsto en 1956 por el geoestratega Marion King Hubbert. La extracción de hidrocarburos, motor fundamental del desarrollo de los países hegemónicos desde fines del siglo XIX, se hace progresivamente más escasa y costosa, y tiende hacia un “Pico” o “Tope”. Los expertos lo calculan con la “Tasa de Retorno Energético”, resultante de dividir la cantidad de energía que produce una fuente entre la necesaria para extraerla. Cuando ambas se igualan, la extracción se hace incosteable y declina abruptamente. Hubbert situaba este declive hacia el año 2000; descubrimientos de nuevas reservas a partir de 1960 lo retrasaron, pero el incremento en el consumo lo acerca cada vez más.
Apocalipsis energético — La Historia Del Día